Se termina una historia épica.
Con 140 minutos de acción, aventura y muchas emociones, Star Wars: el ascenso de Skywalker le dio cierre a la saga que cambió el rumbo del cine de ciencia ficción. La historia que comenzó con Luke, Leia, Han Solo y Lando Calrissian vio pasar a héroes y villanos, Jedis y Siths y muchas criaturas espaciales para concluir con Rey, Finn, Poe Dameron y un nuevo antagonista: Kylo Ren.
Fue J.J. Abrams quien tomó las riendas del final del proyecto y, tras su participación en Star Wars: el despertar de la fuerza en 2015, regresó para cerrar la franquicia cinematográfica creada por George Lucas en 1977. Nueve películas después de Star Wars: una nueva esperanza, la historia de los Skywalker concluye con muchas respuestas y algunas preguntas que, esperamos, puedan retomarse en los próximos proyectos de Lucasfilm.
En la nueva trilogía (Episodios VII, VIII y el más reciente IX), los fans de Star Wars encontraron decenas de referencias a las primeras películas: volvimos a ver a R2D2 y C3PO, dos de los droides más queridos de la historia, nos reencontramos con los protagonistas de la trilogía de los años 70 y 80, y visitamos nuevamente lugares y naves que parecían ser parte de nuestra memoria.
Además, el espíritu aventurero, la lucha de los rebeldes y la fuerza de un grupo de héroes que se resisten al imperio, nos trajeron una nueva historia de amor y esperanza. Pero también presentaron a un nuevo villano, cuya relación con el famoso Darth Vader no era solo ideológica, sino también de sangre.
Con la música de John Williams y el sonido de los sables láser, las pantallas de cine volvieron a teñirse del azul de los Jedi y el rojo de los Sith. El lado oscuro y el lado luminoso de la Fuerza se enfrentaron nuevamente y la última trilogía de los Skywalker llegó para cerrar una saga épica que estará en la historia del cine para siempre.